20/6/12

San Juan

San Xoan (ler en Galego)



Comentaremos hoy algunas tradiciones (pudo haber más) que había en Millares a finales del mes de junio después del solsticio de verano. El solsticio de verano se corresponde en la simbología de la luz, con el mediodía; es el momento del año de máxima claridad. El papel especial del sol en esta fiesta queda marcado por la creencia de que el sol baila al amanecer.
Coller a orballada de San Xoan.
Hay un agua especialmente pura, que adquiere gran importancia ritual en este día: el agua de la llovizna. Para lavar el mal, los enfermos, antes de que salga el sol el día de San Juan, andan por los campos, al amanecer sobre la hierba mojada con la llovizna.


Flores.
Se deja la víspera de San Juan en una tina agua con pétalos de flores aromáticas, fuera de la casa para que cojan el rocío, y luego el día de San Juan por la mañana se lava la cara con esa agua. El poder purificador del agua y el aroma de las flores expulsan el mal.


Enramar las casas.
La víspera de San Juan se adornan las casas en las ventanas, puertas y agujeros de las paredes con dedaleras (Digitalis purpurea) y flores de saúco (Sambucus nigra) para que no vengan las brujas. Se usaba simbólicamente como defensa el buen olor de esas plantas contra el ataque a las casas de los poderes maléficos.


El fuego.
Igual que en gran parte de Europa el fuego es otro elemento purificador. En Millares se hacían dos hogueras: El Lume Novo “Fuego Nuevo” en la víspera de San Juan y el Lume Vello “Fuego Viejo” en la víspera de San Pedro. Durante los días que preceden a esta fiesta los niños y jóvenes, juntaban toda clase de leña (tronchos, cepas de árboles viejos ...) para hacer una hoguera en la que arderán las brujerías, y, por lo tanto todos los males.
Los fuegos tenían un componente social, alrededor del fuego comían, bebían y bailaban (en ocasiones había un gaitero). A veces también saltaban el fuego. La hoguera se hacía donde se cruzaban dos o más caminos.



Leyendas
Cuentan las leyendas, que cuando se pone el sol que alumbra el día 23 de junio, las "lareiras" de las brujas se convierten en improvisados laboratorios donde potes, ungüentos y conjuros se mezclan en misteriosas pociones y son preámbulo de su vuelo nocturno.
Pero también "hailas" que deciden recibir el solsticio al amparo de los montes, en una barca que surca el mar o en reuniones en descampados, cuevas, ríos y riachuelos, así como en campos despejados.
De ahí que hasta en el lugar más recóndito de Galicia, se encienda una hoguera como símbolo purificador y protector. Es el fuego que una vez hecho brasas, se salta al grito de "bruxas fora", con el fin de alejar los males que puedan avecinarse.
Es pues, alrededor de una hoguera, donde la simbología encuentra su máxima expresión y presencia popular: reunidos en torno al fuego, se canta, se baila, se come y sobre todo se bebe con el fin de ahuyentar los malos espíritus.
Es muy común ver en cualquiera de estas hogueras una queimada o un grupo de gente cantando y riendo, celebrando una de las fiestas más arraigadas en nuestra tierra.


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