16/9/13

Ritual de la muerte

Ritual da morte (Ler en Galego)


Si hay algo que ha perseguido al ser humano desde tiempos inmemoriales es el conocimiento y la seguridad de que va a morir.
La certidumbre de la muerte ha hecho mella en todas las culturas: ritos, premoniciones, la creencia en otra vida y por supuesto en la reencarnación.
Hay tantas premoniciones de muerte como aldeas en Galicia, dicen que son señales de muerte:
-Vuelos y cantos de lechuzas, cuervos...
-Perros que aúllan como lobos.
-Oír cantar a una gallina como si fuese un gallo, y así hasta el infinito.
Poco a poco se han ido perdiendo buena parte de las complejidades simbólicas que rodeaban a la muerte: vestir de negro, tocar las campanas de la iglesia de la parroquia para avisar del fallecimiento, rezar el novenario, es decir, echar 9 misas por el difunto un tiempo después, etc. 
Todo lo relacionado con la muerte cada vez se convierte en un acontecimiento más privado.


En Millares la mayoría de la gente ya no viste de luto, reprime los llantos y vive la experiencia de la desaparición de un ser querido en silencio. 
En las ciudades gallegas casi no hay pautas de "celebrar" la muerte en grupo. Pero en los pueblos una práctica aún viva es el velatorio. 
En cuanto se produce una defunción todos los familiares y vecinos se movilizan para que no dejar ni un momento sola a la familia. 
El velatorio contribuye a la normalización de las tensiones creadas en el grupo, causadas por la ruptura de lo cotidiano que produce la experiencia de una defunción. 
El primer objetivo del velatorio además de acompañar a los parientes del muerto es entretenerlos para reducir su padecimiento. 
Lo fundamental para eso es hablar sin cesar. Se trata de superar el miedo que la muerte espabila mediante una estrategia de distracción
También había la tradición de rezar el rosario, por la tarde los días anteriores al entierro en casa del muerto, hoy lo más frecuente es rezarlo en la iglesia parroquial o en el tanatorio. 
Recordamos que en Millares el rosario lo rezaba una señora del pueblo y decía la letanía en latín, parece que estamos oyéndola decir (Kyrie eléison, Christe eléison ... Mater puríssima. Ora pro nobis Mater castíssima. Ora pro nobis ... etc). 
Hoy en día el rosario lo reza el cura y el latín pasó a la historia. 
Otro factor que no faltaba eran los banquetes fúnebres, donde comían los parientes del difunto que venían hasta la casa para el entierro.
Otra tradición que está en vías de desaparición es el lenguaje de la campana, lenguaje ancestral, que evitaba a los lugareños tener que preguntar que había sucedido
Se avisaba de un fallecimiento tocando las campanas de la parroquia, había diferencias si quien moría era una mujer o un hombre. 
Dependiendo de uno o de otro se tocaban de diferente forma (en número de toques, tres para los hombres y dos para las mujeres) para que la gente tuviera una "idea" de lo que había pasado. Antiguamente en los entierros se daban ofrendas (pan, vino, etc) en la iglesia.

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