28/2/18

Cruceiros


Cruceiro en la iglesia da Braña

Los cruceiros son una de las más caracteristicas y originales manifestaciones de la arquitectura popular gallega, son cruces de piedra que aparecen
normalmente en los atrios de las iglesias, en las entradas a los cementerios, en las encrucijadas de caminos para proteccion de los caminantes y santificando espacios relacionados con creencias paganas que son cristianizados con el propio cruceiro.
En este sentido algunos autores datan el origen de los cruceiros en los menhires prehistoricos, que luego se cristianizaron añadiendoles la cruz.
La construccion del cruceiro se hace en piedra y está formado por cinco partes básicas:
Plataforma, gradas-escalones o parte inferior
Pedestal, base donde se apoya la columna
Varal, columna o fuste, a veces con peanas o secciones y peanas
Capitel, con decoraciones clasicas
Cruz, donde suele haber una representacion de la Crucifixión o de la Piedad.


PLATAFORMA
Es un asiento escalonado y caracteriza el " calvario ".
PEDESTAL
No es totalmente una base de la columna, sino el resto del monolito en que se colocaban las primeras cruces de los caminos. Algunas veces se pueden ver talladas en él la calavera sola o en compania de la serpiente (muerte y pecado).
Algunos cruceiros dependientes de iglesias y santuarios, tienen al pie de la basamenta (plataforma y pedestal) una mesa de piedra en la que se posan los santos en las procesiones. 
VARAL
Es la columna de la Cruz, casi siempre cilindrico u octogonal. En el varal es fácil ver esculpidos calaveras, serpientes, salamandras y otras figuras simbolicas, también santos y la representación del paraiso terrenal con el pecado original.
CAPITEL
Va encima de la columna, la mayoria son jónicos, con volutas a los lados saliendo de un ramo de flores, también abundan los circulares y cuadrangulares. Superpuestos suele haber motivos simbolicos que concuerdan con las figuras de la cruz.
En el lado de la crucifixión se suele representar una calavera y en el lado de la virgen un sol. En el capitel es donde se colocaban faroles de aceite para iluminar el cruceiro. Esta costumbre aun se conserva en algunas villas pequeñas y aldeas.
CRUZ
Es la parte principal del cruceiro. En el anverso se muestra el suplicio de Jesús y en el reverso el dolor de Maria. La cruz tardo en mostrarse como crucifijo ya que los antiguos cristianos no concebian una religión fundada por un Dios ajusticiado por los hombres.
Pasaron varios siglos para que el signo de la cruz representada en las catacumbas dejara de ser un simple adorno para convertirse en el simbolo fundamental del cristianismo. Con el triunfo del dogma de la Encarnación tras las primeras controversias teologicas, el crucifijo se hace paso como objeto de culto publico. El primer crucifijo esculpido en piedra aparece en las cruces celta-britanicas en el siglo VII.

Cruceiro en un camino en Castroverde

Los primitivos cruceiros gallegos de tipo gotico, son simples copias en piedra de las cruces procesionales de metal. No sera hasta el siglo XVII cuando el cruceiro gallego llegó a ser tal y aparece en el reverso de la cruz la Virgen de las Angustias y se establece un equilibrio entre el dolor del Hijo y el dolor de la Madre.
Es costumbre tambien expresar la doble naturaleza de Jesús mediante el sol y la luna (divina, con luz propia y humana con luz reflejada).
Es dificil encontrar en Galicia las tres cruces del calvario, frecuentes en Bretaña, sin embargo partiendo de los tipos comunes del cruceiro existen algunos calvarios hechos en la misma piedra.
Los cruceiros se suelen ubicar generalmente en los recintos de la iglesia y en los cruces de caminos, siendo esta ultima la mas habitual, tambien se pueden encontrar en el interior de los cementerios y algunos en un camino.
Los motivos de su construcción son diversos pero predomina el motivo de devoción. También se construyen cruceiros por ofrecimiento o para que rueguen por el alma de quien lo construyó.
El cruceiro sirve también como indicador de un lugar especial de culto o un espacio sagrado con una energía especial. Sirve tambien el cruceiro como protección del viandante en una encrucijada de caminos.
En algunos cruceiros es costumbre su uso como parada tradicional en procesiones o entierros. También pervive su uso como viacrucis y la tradicion de colocar flores o velas. Otras tradiciones estan menos arraigadas, como es el uso curativo de enfermedades o el "mal de ojo". Las leyendas dicen que la "Santa Compaña" acude a los cruces de caminos donde no hay cruceiros.

24/1/18

Historias del molino

Historias do muiño (ler en galego)


Unha noite no muiño,

unha noite non é nada.
Unha semaniña enteira
eso si que é muiñada.


El molino, el molinero (muiñeiro), es el centro de la picaresca, el lugar donde los galanes cortejan a las mujeres que allí van a moler su grano:

O muiño non é muiño

que é a capela dos ratos,
donde se daban os bicos
e mail-os moitos abrazos.


Tomar el molino como centro de los amores, que pueden ser entre el molinero y una mujer extraña, la molinera y un viajero, o entre dos personas que nada tienen que ver con el molino; es una constante en el folklore gallego y europeo:

Mui muiño, mui muiño,

bótame a fariña fora
que a filla da muiñeira
ten un cantar que namora.


Quizás debido a este cantar enamoradizo de las molineras, surgió de aquí el baile tradicional más conocido de Galicia, que recibe el nombre de la propietaria del molino: "muiñeira". El molinero no es en sí un hombre artesano, pues pocos conocimientos se requieren para llevar a cabo la molienda. Tampoco suele ganar grandes cantidades, pues cobra en una parte de lo que él ha molido. El trabajo se suele realizar de noche, y esto le da un cierto carácter mágico que, cómo no, todo oficio artesanal posee:

Fun ó muiño do meu compadre,

fun polo vento e vin polo aire.
Estas son cousas de encantamento
ir polo vento e vir polo aire.


En fin, poco queda ya de esto y en contra de lo que sucede en otros oficios artesanales, aquí no se está produciendo ninguna resurrección ni apoyo de ningún tipo.


27/11/17

La ofrenda

A ofrenda (Ler en Galego)




Las donaciones de carácter religioso que nuestros vecinos tenían que soportar se ven en un testamento de un vecino del siglo XIX en el que ponen: "a cada una de las dos funciones fúnebres de entierro y honras, asistan incluido el párroco 12 sacerdotes que celebren la misa, la cantada, vigilia, del responso y solemnidades de estilo, concurriendo al efecto la cera de las cofradía de que es hermano, ofrendando a cada una con la limosna de 8 reales".
La ofrenda parece ser que comenzó siendo una dádiva, pero ya en el siglo XVII aparece convertida en un derecho del abad, al igual que el décimo, la primicia y la oblata, sin perder por eso su carácter expiatorio.



En el antiguo régimen la ofrenda era en la práctica un deber que dificilmente se podía pasar por alto. En algunas dióceses por ejemplo en el siglo XVI el obispo imponía la ofrenda de manera acuciante: "mandamos que todas las misas de entierro, ofrendan pan, vino, cera y las otras cosas que acostumbran ofrecer".



Para no dejar ningún cabo suelto, "con la iglesia hemos topado", si el difunto en el testamento no dejaba escrito que se había hecho ofrenda, o había muerto sin testamento, los herederos la debían hacer ya que los obispos estipulaban el criterio de ser "conforme piden la calidad del difunto y su hacienda"



Con todo, esto no satisfacía a algunos clérigos, que allá por el siglo XVIII preocupados por el hecho de que la caridad estuviera "tan resfriada" estimaban que no llegaba con poner las especies que había que ofrendar (pan, vino, carne) sino que había que especificar con más precisión, para evitar que el heredero atendiera más a su provecho que a lo de las ánimas del difunto.
En señal de expiación de sus pecados la persona dejaba la ofrenda en el testamento. Sus familias se la entregaban al cura de la parroquia el día del entierro y en ocasiones el domingo o domingos siguientes.


31/10/17

Samaín

Samaín (Ler en Galego)


El Samaín (Samhain) fue la celebración más importante del calendario celta, Samaín  significa etimológicamente “final del verano”, representaba el ritual de la última cosecha y el regreso de los rebaños a los establos.
El mundo celta, asociaba la noche de Samaín con el momento en que el “sidh”, el otro mundo celta, se abría a los vivos, por eso, esta celebración era el momento idóneo para rendir culto a los ancestros fallecidos.


A lo largo de la noche del Samaín, las almas volvían a caminar sobre la tierra, los espíritus de los familiares eran bienvenidos y se preparaban alimentos para ellos, pero sin embargo, los espíritus malignos debían ser ahuyentados, por lo que los celtas, introducían velas  en el interior de las calaveras de los enemigos derrotados y las colocaban en los cruces de los caminos y en los castros.
Otros estudios revelan que los celtas, ahuecaban nabos y en su interior ponían carbón ardiente para iluminar el camino de regreso al mundo de los vivos a los espíritus de sus familiares, y de paso se protegían de los malos espíritus.

Rueda del año celta

Con la imposición de la nueva religión, el cristianismo, la fiesta pagana del Samaín, se cristianizó y comenzó a conocerse como el día de “todos los Santos”, cuya traducción en ingles es “All Hallow´s Eve” de ahí la expresión actual de Halloween.
A pesar de todos los esfuerzos llevados a cabo por la iglesia católica, algunos pueblos de origen celta, sobre todos los irlandeses, siguieron celebrando la tradición festiva de la noche de Samaín, el 31 de octubre, desde el año 100 d.C.
En Galicia, esta fiesta llevaba unas décadas olvidada, pero en los últimos años se está volviendo a recuperar gracias al trabajo realizado en las escuelas y en varios ayuntamientos.

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